lundi 14 septembre 2009

SOBRE LA LECTURA



por Lirio GB


Leer.- La definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua española es: “Pasar la vista por lo escrito o lo impreso, comprendiendo la significación de los caracteres empleados”. Y también: “comprender el sentido de cualquier otro tipo de representación gráfica: leer una partitura, leer un plano…”
Hay otra más poética: “Descubrir por indicios los pensamientos o sentimientos de alguien”. Se puede, pues leer un libro, claro pero también leer una imagen, leer la expresión de un rostro, leer la desolación o la belleza de un paisaje; leer la simetría y la serenidad de una fachada; leer las líneas de la mano, la mirada del hombre o la mujer que amamos; leer la hostilidad de una intención o la benevolencia de un gesto; leer una huella en la playa, leer un poema, leer el genio y la locura de Goya o de Van Gogh en sus pinturas; leer la interrogación sobre la muerte en los sonetos de Sor Juana, leer un perfume o un hedor… Leer el mundo no se limita a la lectura del libro, aunque el libro sea la materialización de otra lectura hecha alguna lejana vez por un hombre o por una mujer. Rilke pasó largas horas leyendo el firmamento, y cristalizó su lectura en poemas cósmicos, metafísicos; mi preferido es aquel en el que se pregunta “…y de todas estas estrellas/ ¿cuál, cuál estará viva aún?” Un científico leería el cielo nocturno de otra manera, pero quizá llegaría al final a la misma interrogación del poeta “¿cuál es, de todas éstas, la estrella que aún vive?”
En la Sala de Lectura Perro Azul y en mis Talleres con adolescentes detenidos leímos no sólo textos, sino imágenes, objetos, sueños, manos, ropa, música… Todo esto alrededor del libro, de los libros.
Quién mejor que mi maestra Geneviève Patte para hablarnos de esto: “El primero y quizás único objetivo de la literatura es proporcionar placer; placer que nos da la posibilidad de extender los sentimientos propios hacia los demás. Los libros enriquecen nuestra vida interior al tiempo que posibilitan una mejor vida en sociedad. Bajo esta perspectiva, disfrutar de agradables y enriquecedoras experiencias literarias no es un lujo sino una necesidad. Necesidad aún más sentida cuando se trata de poblaciones marginales, limitadas no sólo en cuanto a posibilidades sociales adecuadas sino en cuanto a su voz y su potencial de acción. Con demasiada frecuencia ignoramos sus capacidades de aportar y de trasformar su entorno. Los encuentros alrededor del libro, son una posibilidad de promover estos procesos. El ejercicio de concretas, pequeñas y a veces efímeras experiencias de autonomía y libertad, constituye un camino hacia la conquista de otras libertades, de otras capacidades”. (Presentación para Leamos de la mano de papá y mamá, 2001).
No sé si la vida de esos niños y jóvenes habrá cambiado. Ni siquiera sé si seguirán leyendo o si tendrán ganas de hacerlo en el futuro. Pero estoy segura de algo: de que lo vivido y lo bailado, nadie se los quita. Saber más sobre sí mismo siempre es motivo de cambio; de un cambio profundo y duradero. Y aprender que la felicidad no es una idea lejana, que está a la vuelta de la esquina y a la vuelta de una hoja, es siempre un buen comienzo para cambiar la vida.






















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