mardi 22 juin 2010
SOBRE GENEVIEVE PATTE Y MI INICIACIÓN A LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA EN LEÁMOS DE LA MANO DE PAPÁ Y MAMÁ...
En el blog de junio, poco pero bueno. Mi amiga, la especialista francesa en libros para niños Geneviève Patte, me autorizó a publicar un fragmento de uno de sus artículos, aparecido en la revista Parapara en los ochenta. Su visión, sus palabras, sus ideas no han perdido ni un ápice de su vigor y su vigencia al hablarnos de selección de álbumes para niños y de su lectura. Aquí les presento la historia de mi relación con ella y de cómo, gracias a su trabajo y sus ideas, me inicié en la Promoción de la Lectura.
Conocí a Geneviève en el Seminario “Leamos de la mano de papá y mamá”, organizado por la misma Embajada, Conaculta México y el CERLALC Centro regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe, en 2001, en el cual trabajé como intérprete.
Geneviève Patte y Blandine Aurenche fueron las conferenciantes principales. Geneviève es una mujer madura, delgada, de semblante inteligente; la sonrisa fácil, una actitud de escucha permanente, voz y ademanes serenos. Al empezar a traducirla me di cuenta de que estaba trabajando para alguien excepcional, tanto por la profundidad de sus ideas como por la sencillez de su discurso. Fue una de las bibliotecarias fundadoras de la biblioteca infantil de Clamart en Francia, (proyecto piloto de biblioteca infantil por su arquitectura y su innovadora visión) y la iniciadora del proyecto asociativo La Joie par les Livres. Jubilada ahora, se dedica a recorrer el mundo para establecer programas de promoción de la lectura, sobre todo en países en vías de desarrollo. Ha escrito varios libros, entre ellos Laissez-les lire (Déjenlos leer, aparecido en Latinoamérica por el FCE, y La Maison des enfants, sobre la arquitectura y el funcionamiento de la biblioteca de Clamart (con G. Thurnauer y C. Blain, Gallimard, 2006).
Leámos de la Mano... se orientaba hacia la promoción de la lectura en niños de cero a cuatro años y había convocado a más de cuarenta personas de diferentes países (Nicaragua, Colombia, Venezuela, Panamá, Guatemala, Ecuador y México), quienes trabajaban en programas de lectura en zonas difíciles de sus respectivas regiones. No detallaré aquí el contenido de ese seminario, sólo diré que las dos conferenciantes y ese grupo apasionado, jacarandoso, y convencido de su misión, me conquistaron de inmediato. Poco a poco fui quedándome con todos ellos durante mis descansos para escuchar las conferencias, hechizada por el tema y por la gente. Fue una gran suerte el poder trabajar y a la vez aprender tantas cosas de manera acelerada.
Se partía del trabajo de la asociación ACCES (Acciones Culturales contra las Exclusiones y las Segregaciones) fundada en París en los ochenta por la propia Geneviève, Marie Bonnafé, y René Diatkine entre otros psiquiatras y especialistas de la infancia y de la lectura. Esta asociación se propone iniciar a los libros, desde muy temprana edad, a niños cuya situación socio-económica es precaria y constituye un obstáculo para el acceso a la palabra escrita, a la imagen, al fenómeno estético. ACCES ha trabajado durante más de veinte años con pequeños y madres inmigrantes, a veces analfabetas. Su labor la desarrollan en lugares públicos como los consultorios de Protección Materno-infantil, las salas de espera de los hospitales, las bibliotecas públicas, los parques, la calle.
En el seminario hubo análisis de álbumes, estudio de imágenes, de textos, ejercicios de imaginación para leer con niños muy pequeños, prácticas en algunas comunidades de la sierra guanajuatense. Visitábamos estas comunidades, cargando canastas llenas de álbumes (algunos de ellos traídos de Francia por Blandine y Geneviève).
También hubo espacios para que los participantes hablaran de sus vivencias lectoras: ¿Cómo olvidar las experiencias de Chema, soldado y cura en Nicaragua? ¿La leyenda de “María Angula” narrada por la sublime Francis, también de Nicaragua? Las experiencias de Patricia y Graciela desde la Biblioteca del Parque y Fundalectura de Bogotá? Y ¿qué decir de las brillantísimas Carola Dìez y María Elvira Charria, quienes se encargarían poco después de los libros del Rincón de la SEP? ¿Del conmovedor librito de relatos escritos por niños de la calle, coordinados por Aurea, de Río Verde, SLP?
A raíz de ese Seminario, se acordó la organización de una Red en línea donde todos y cada uno de los participantes narraría sus experiencias, expondría sus dudas, compartiría sus descubrimientos y sus lecturas. Esta red funcionó bastante bien durante sus dos primeros años. Hubo intercambios significativos de experiencias, de bibliografía, de interrogantes, de consejos. Fue un foro único para dar mis primeros pasos en la promoción lectura.
Asistí a las dos ediciones siguientes de Leámos... como traductora y participante. Pasaron muchas otras cosas: se hicieron y deshicieron lazos, cambiaron algunas personas, hubo lágrimas y muchas risas, las instituciones tuvieron mayor o menor relevancia, pero el del privilegio de la amistad con Geneviève no cambió y al contrario, se fue fortaleciendo con el tiempo y con el trabajo común. Siempre he pensado que es importante tener figuras tutelares en la vida, gente con mayor experiencia y sabiduría para orientarnos y ayudarnos. Geneviève para mí es una de ellas: me honra y me enriquece.
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