jeudi 2 février 2012

Claude Ponti en México



Nuevas lecturas de un clásico
Ponti en México, otra vez.
Lirio GB

Esta mañana es ring la hora tuit tuit. Blas, el pollito enmascarado, despierta a los otros pollitos. Tienen 10 días para preparar la fiesta de Ani versrio. Ni un día, ni un minuto más.
Hoy, justamente, es el primer día. Después, sólo quedarán nueve. Cada mañana, los pollitos se levantan del mismo modo: saltan lo más lejos posible de su cama.
Ani Versario es la mejor amiga de los pollitos, y cada pollito es el mejor amigo de Ani Versario. Para su fiesta, le von a construir el más increíblelicioso de los castillos. Y será una sorpresa.”

Hace ya varios años que la Sala Perro Azul recibió dos cargamentos casi simultáneos de libros de Claude Ponti: uno viniendo del propio autor, que tuvo la gentileza de regalarnos muchos de sus libros en la visita que le hice en París, en 2006. El otro, en español, de la editorial Corimbo, de Barcelona, llegado con bombos y platillos por el correo, con sellos postales fabulosos y pinta de haber recorrido tierra, mar y cielo para alcanzarnos en la Comunidad de San Isidro, Guanajuato.

Ya en aquél momento registré las sesiones que hicimos con esos libros, y puse en evidencia cómo pasaron a formar parte de la vida cotidiana de la Sala, circulando mucho, siendo comentados y amados, deteriorándose y reparándose incesantemente. (Ver este blog, Julio 2009)

Como las generaciones pasan y el público de la Sala ha cambiado con el tiempo, decidí que ya podía volver a poner en escena uno de mis preferidos de Ponti, “Blas y el castillo de Ani Versario”. Este libro por desgracia se perdió en su versión española. Lo presté a cierta familia de niños descuidados que lo olvidaron bajo la lluvia. El agua, el peor enemigo de los libros, dio cuenta de él y ahora sólo nos queda la versión francesa. La traduzco días antes de la lectura.

Me propongo leer Ani Versario a los niños de 1o y 2o. de la escuela primaria donde realizo semanalmente la sala de lectura.
Al llegar a la escuela, me encuentro con que la supervisión escolar está de visita: La supervisora está trabajando en el escritorio del maestro mientras yo leo.
Saqué fotocopias de la máscara (también regalada por Ponti) de Blas, el famoso pollito protagonista de esta y muchas otras historias. Las repartiré al final.

La lectura es todo un éxito pero yo estoy nerviosa porque se prolonga más de lo que había previsto. Sin embargo, el ritmo trepidante de la historia y todas las cosas sorprendentes que en ella suceden, les encantan: los pollitos que duermen amontonados, la loca escritura de las invitaciones, la elaboración de un castillo-pastel con los ingredientes más exquisitos, la gallina que pone huevos para todo el mundo, las minas de chocolate y azúcar, los árboles en los que crecen desde piñas hasta manzanas...
Este libro es delicioso en más de un sentido. Y claro, encanta porque los pollitos se activan desde el amanecer del primer día (de la primera página) hasta el último día de la fiesta (última página). En cada imagen se puede observar un montón de detalles divertidos. En cada imagen aparece Blas, el pollo enmascarado, otro pollito va piloteando una nave cada vez distinta; otros dos se pasean en un dirigible. El clímax lo constituye la doble página de la fiesta, en la cual cientos de personajes de cómic, de libros clásicos y de dibujos animados aparecen en acción para festejar a la pequeña y tímida Ani Versario.
Al final de la lectura, los niños se ponen las máscaras de Blas para una foto.

La supervisora pide hablar conmigo al terminar y me dice varias cosas que me parecen extrañas. Uno, me pregunta por qué no hice alguna actividad posterior a la lectura. Argumento que para mí la lectura de un libro es una actividad en sí, que no necesita forzosamente estar acompañada por dibujos, juegos u otras actividades. Dos. Me regaña porque se notó mi prisa y me dice que realmente pude haberlo hecho mejor. Si bien acepto críticas como la segunda, la primera me parece totalmente fuera de lugar, sobre todo porque mi actividad en la escuela es totalmente gratuita y mi único objetivo es contagiar mi amor por los libros, las palabras y las imágenes a los niños de mi comunidad. No pretendo ni enseñarles la lectura rápida, ni hacerles preguntas de comprensión al final.

Me quedo pensando en cómo se aborda la lectura desde la escuela: nada que ver con lo que yo hago. Esta lectura “escolar” revela mucho sobre la insistencia de los padres y maestros para que el acto de leer sea algo “institucional”, “formal” y vaya siempre acompañado de actividades con objetivos “pedagógicos”. Por otro lado, me doy cuenta de la falta total de confianza que el cuerpo docente experimenta hacia la literatura. No le conceden ni a la palabra ni a la imagen la fuerza intrínseca que éstas poseen y que puede provocar tantos pequeños sismos en el lector, sismos que nos hacen cambiar de perspectiva, pensar cosas diferentes, aprender a ver (como en el caso de este libro en el cual la imagen es tan rica y tan llena de sentidos y de diferentes interpretaciones).

Algo que también me impresionó fue la total indiferencia de esta persona al hecho de que este libro nos viene de lejos, que es algo precioso por escaso y que no todos los niños de todas las escuelas de Guanajuato tienen acceso a un libro así (ni a un lector para hacérselos descubrir, dicho sea de paso...)

Me consuela que los niños, ellos sí que aprecian todo lo anterior y que son capaces de disfrutar conmigo este momento privilegiado.

Cuando más tarde lo leo en el kinder, la reacción de los niños y de Marce, su maestra, es tan cálida y su sorpresa tan grande, que me digo que quizá esta lectura tenga más peso que cualquier lectura obligada, técnica, que una lectura para “aprender algo”.

Quizá mi locura venga de que quiero que los momentos con los libros no sean momentos cualesquiera: quiero que constituyan instantes únicos de placer, de ensueño y de imaginación. Y por eso mismo me gusta presentar libros únicos, libros de lejos, libros de gran calidad, libros significativos. Y me gusta que los autores estén presentes aunque se encuentren físicamente a diez mil kilómetros, como nuestro querido Claude Ponti.



Nuevo libro de G. Patte


¿Qué los hace leer así?
Los niños, la lectura y las bibliotecas
Geneviève Patte
Fondo de Cultura Económica, 2011
trad. Lirio Garduño-Buono
270pp. Rústica.


Geneviève Patte es una especialista francesa del libro y la lectura. Fue una de las bibliotecarias fundadoras de la famosísima “Pequeña Biblioteca Redonda” de Clamart, fundada en 1960 y reestructurada en 2006 como parte integrante de la Biblioteca Nacional de Francia.

En ¿Qué los hace leer así? Patte nos narra con su prosa clara y sencilla los inicios y el desarrollo de esta biblioteca especializada en libros para niños, sus diferentes etapas, la constitución de su acervo, sus actividades y sus múltiples retos. Muy importante es el hecho de que la biblioteca tuvo durante muchos años un servicio extra-muros, es decir, salió a las calles y jardines a encontrarse con sus jóvenes lectores. Esto guarda una relación estrecha con la filosofía de René Diatkine y de la asociación ACCES, en la cual la autora participó activamente. El trabajo de esta asociación parte de la base de que la lectura y los bienes culturales son derecho de todos, y que los libros deben llegar prioritariamente a las poblaciones que sufren mayor marginación y que tienen menor acceso a la educación.

La experiencia de Patte en Clamart, la llevó a exportar su filosofía y sus prácticas, y a impartir talleres y seminarios en diferentes países en vías de desarrollo. En el capítulo Small is beautiful, Pioneros de nuestro tiempo, habla de diferentes proyectos realizados en África pero sobre todo en América Latina. Leamos de la mano de papá y mamá fue un proyecto que involucraba a niños muy pequeños y a sus padres en países como México, Colombia, Nicaragua, Venezuela y Panamá, y que durante la primera mitad de los años 2000 tuvo una participación importante en la escena de los libros y la lectura en medios marginados de estos países. Patte enumera y analiza a sus actores más destacados y evalúa la trascendencia de sus acciones.

En la segunda mitad del libro, la autora nos lleva de la mano por el paisaje variado e intenso de sus álbumes y libros científicos favoritos. Muchos de ellos no han sido publicados en nuestros países, pero aún así, sus descripciones y su entusiasmo al presentarlos nos contagian y nos invitan a investigar y a encontrar sus equivalentes en América Latina.
Los capítulos finales hablan del reto enorme que representa el universo de internet y del libro virtual frente al libro impreso y de cómo los niños y los jóvenes se pueden apropiar ambos sin problema.

Como traductora, puedo decir que este libro fue una experiencia única para mí, porque contiene todo lo que como promotora de lectura me motiva y me interesa: la sencillez y la sinceridad necesarias en toda relación con los niños y los jóvenes, la honestidad para hablar de vivencias ricas y llenas de matices, la gratuidad del acto de compartir lecturas, el rigor intelectual para evocar teorías complicadas sin pedantería... Traducirlo fue una experiencia ardua pero deliciosa y un trabajo de constante comunicación con la autora y con la editora.

Lo recomiendo ampliamente a mediadores de lectura, a estudiosos en teoría de la lectura, a los amantes de literatura y a padres interesados en que sus hijos tengan contacto con los buenos libros.

Patte también es autora de Déjenlos leer, publicado igualmente en el FCE y del fabuloso Espace à Lire (Espacio para leer), aún no traducido al español y publicado por Gallimard en Francia (invito a los editores interesados en publicar esta obra fabulosa donde se habla de arquitectura, de lectura y de infancia).  

Nuevos Aires para "Leamos de la mano de papá y mamá"



Small is beautiful.
Celebración, crónica y propuesta para Leamos de la mano de mamá y papá
Carola Díez
Presentación:  Lirio Garduño
He hablado mucho en este blog de cómo me inicié en la promoción de la lectura. Habiendo participado como intérprete en la 2a edición del Seminario Internacional “Leamos de la mano de papá y mamá” en 2001, fundé la Sala de Lectura Perro Azul y me integré a la Red virtual creada por el CERLALC para registrar y compartir las experiencias de lectura de los participantes a las cuatro ediciones del Seminario (2000-2003). Aprovechando la presencia de Geneviève Patte y María Elvira Charría en la ciudad de México, decidimos reunirnos y festejar, hablar de nuestros logros, compartir nuestras esperanzas. Reunión física a la vez virtual, por Skype, con los compañeros de Centro y Sudamérica. He aquí la crónica de la maravillosa Carola Díez, y su proyecto para que Leamos siga viviendo:

  1. La crónica
Llegó el 26 de octubre, finalmente. Un martes por la tarde que logramos capturar de las apretadas agendas de casi todo el mundo, como quien atrapa una mariposa en pleno vuelo. Decenas de mails habían ido y venido desde tres semanas atrás, hasta que al final los astros decidieron de una buena vez alinearse y acá estaban, en México, las dos mujeres que hicieron nacer este proyecto poderoso. María Elvira y Genevieve. No íbamos a desaprovechar la ocasión.
De algunos, sabíamos que no podrían estar: Leo tuvo que quedarse en Colima a atender su centro de yoga y meditación, no podía dejarlo. Mandó hermosas palabras de saludo para todos. Gialuanna de Xalapa estaba presentando algo de sus estudios, allá por Michoacán, también mandó abrazos escritos y l deseo de ponerse en contacto. Mayela de Morelos andaba en un congreso también, envió besos. Liliana Pérez a último momento avisó que no llegaba desde Guanajuato. Algo se le atravesó también a Rosi, que estaba puestísima para participar. Jesús es seguro que andaría con la preparación del encuentro de Salas de Lectura, programa que él coordina y gracias al cual pudimos tener a María Elvira y Genevieve en México. Liliana Rodríguez estaba en Washington visitando a su hija, que estudia allá; dejó muchos cariños y el compromiso de seguir en contacto. Eva andaba ocupadona también. A Arturo Lázaro de Puebla y Aurea de San Luis no logré contactarlos.
La cita era a las cinco, en casa de Sandra y Paty. Grandes anfitrionas, nos esperaban con el mejor café del mundo, una dotación de excelente tequila y unas cuantas chelitas. Sandra cocinó un spaghetti y unos nachos bien buenos, y se dio a la tarea de digitalizar unas cuantas fotos de tiempo atrás, donde aparecemos todos en diversas situaciones de lectura y alegría. Andaba por ahí Fabiola también, llevando y trayendo, conversando y recibiendo con su sonrisa amplia.
Fuimos llegando, y los abrazos sucedían al apurado chisme, había que ponerse rápidamente al día después de años de no vernos. Martha Alicia, de Zacatecas, llegó cargada de unos libritos que hicieron con el taller de plástica que su hija coordina con niños, y en el que están juntas. Contó que tienen como once mil libros allá en Zacatecas, que batallan un poco pero que ahí le siguen dando. Odilia (¡que ya es abuela!) se vino en camión el mismo día, y se regresó a Pátzcuaro al terminar la reunión. Llegó con unos libros de historia local que anda repartiendo en las escuelas, un poco agobiada con el cierre de administración del gobierno donde trabaja, pero brillante y feliz, con la sonrisa luminosa y colmilluda de siempre. Llegó Néstor procedente de Tláhuac, convertido en un gran maestro, un auténtico veterano y pionero en muchos campos, que ha visto crecer a sus pequeños lectores y volverse a su vez promotores excelentes. Laura Aguirre llegó un ratito, con mamá, esposo y bebé; no se quedó mucho tiempo porque estaba esa misma tarde la presentación del libro “De cómo cocinaban las abuelas”, una recopilación de historias de vida, en el que Laura participó como coautora. Se la veía completa, contenta, serena y en paz. Y por supuesto, Lirio, puente y hallazgo, rarísima y única, atenta y clara artífice de este encuentro. Sin ella, muchas cosas de antes y de ahora no hubieran sido posibles. Estaba Ana Arenzana, pequeña, con sus manos mariposas y los recuerdos precisos.
Y en eso, aparición triunfal de María Elvira y Genevieve, que llegó traída por Cristina Álvarez, editora de Tecolote y gran amiga. Vivas, radiantes y llenas de energía. La emoción del reencuentro, el deambular sin tregua entre grupitos que se hacían y se deshacían para compartir aventuras y derroteros, novedades y noticias. Tequila, cervecitas, café y vino; ricas botanitas y una montaña de panes de muerto que trajo Néstor directamente de su fiesta en Tláhuac (hubo quien se llevó unos itacates considerables, y aún así sobró un montón.
Desde la compu fueron llegando algunos otros invitados ilustrísimos: Patricia Correa desde Colombia; Chema de Nicaragua con sus hijos y sus ojos brillantes por la esperanza; Graciela Prieto que incluso se animó a brindar con un roncito allá en Pereira (creo), donde andaba en un seminario, con su hijo Andrés. Estuvo Olga desde Panamá, contando discreta la enorme cantidad de cosas que ha estado haciendo por la lectura en su país, como una hormiga constante y orgullosa. Olga sigue en contacto con Francis de Nicaragua, pero ella no pudo conectarse esta vez. Por supuesto la querida Adriana Rodríguez desde Venezuela, que llegó puntualita a la cita con skype, y se fue emocionando, como todos, cada vez más a medida que se sucedían los rostros conocidos. Con cada uno de ellos se sentó Genevieve, asistida siempre por SúperLirio, y con cada uno conversó un rato, escuchando con toda su atención y toda su simpatía, compartiendo el talento, largamente pulido, para mirar dentro de las personas.
Fue un reencuentro memorable, con la mejor onda, prometedor y maravilloso. María Elvira y Genevieve insistieron en que había que recuperar el proyecto, y de inmediato se tomó la iniciativa de hacerlo. Más adelante en este mismo texto, los detalles de la propuesta.
Al día siguiente, Genevieve habló frente a representantes de Salas de Lectura de todo el país. Habló largo y tendido de la experiencia de leamos de la Mano, diciendo cosas hermosas y emocionantes. Que había sido una de las experiencias más hermosas en su vida profesional. Que se trata de un proyecto que inspiró iniciativas en lugares tan remotos como Túnez y Armenia. Que nos considera pioneros en muchos sentidos; que hay referencias amplias a nuestros trabajos en el libro que acaba de publicar en el Fondo de Cultura Económica* (hay que conseguirlo ya, estaba agotado ese día). Yo lloraba y lloraba desde la última fila, sintiendo en mi interior cómo había madurado esa semilla absolutamente excepcional que se sembró con el siglo en este grupo. Un agradecimiento enorme como un árbol me iba creciendo desde dentro. Ella cristalizó el espíritu de Leamos en la frase small is baeutiful, lo pequeño es hermoso. Define la mirada, lo importante, nuestros límites como espíritu de grupo.

  1. La propuesta
Total: que hay que renacer. Así nomás, después de estos años de stand by, en los que hemos ido creciendo y desarrollando en distintas direcciones nuestra energía, la idea es retomar las premisas originales. Sencillas, nítidas, cuidadosas y accesibles.
Concretamente, se propone que abramos un blog para iniciar este reencuentro. Un espacio donde cada uno pueda ir poniendo su experiencia, idealmente en forma de registros de la experiencia directa de lectura con otros, uno a uno, tal y como comenzamos. Arranquemos nuevamente a interesarnos por leer y comentar la labor de los compañeros, como cuando iniciamos la red hace once años. Estoy más que segura que desde este espacio iremos encontrando rumbos para crecer juntos. Pero muy poco a poco, fieles al espíritu de lo que hacemos.
Puedo encargarme de montar este blog, que espero esté listo a principios de diciembre, para que enero nos agarre con el equipo listo para iniciar. También de animar la parte inicial de este trabajo, para luego volver al esquema rotatorio (¿recuerdan?). Creo que estamos listos y deseosos de hacer las cosas con fuerza renovada y superando pequeñeces del pasado. Hoy sabemos mucho mejor en dónde estamos y de qué puede tratarse esto.
Yo arranco este mes un grupo de lectura en el parque Pushkin (qué tal el patrocinio, ¿eh?), cerca de mi casa. Estaré reportando desde ahí, desde el grupo que se reúne periódicamente a mirar libritos y desde mis talleres habituales. Cada uno reporte desde sus espacios vivos de lectura compartida.
Recuperemos las premisas de gratuidad de los espacios, el hecho de que este siempre fue un proyecto de personas, no de instituciones (aunque no niega la relación eventualmente con algunas instituciones, siempre lo importante es la gente que lo conforma), la importancia central de la calidad de los materiales y la mediación que ofrecemos, la horizontalidad de nuestra organización y el respeto a la diversidad de nuestros espacios y nuestras maneras de trabajar.
Y bueno, estuve pensando en nuestro nombre. Y me puse a jugar a definirlo, separando cada palabra y escribiendo lo que me iba apareciendo en el contexto de esta propuesta. Si alguien quiere retomar el juego y agregar, cambiar, quitar o transformar cosas, sería una manera lúdica de discutir y asentar nuestros principios. Para romper el hielo, y sin estar de ninguna manera libre de pecado, arrojo la primera piedra en el estanque, esperando que las ondas sean muchas, y fuertes, y lleguen lejos. Un abrazo a todos y todas.

Leamos: hagamos juntos una mirada al mundo que compartimos; mirémonos mutuamente, ofrezcámonos al otro. Usemos las herramientas de nuestra cultura. Ejerzamos nuestro derecho al goce estético, garantizando a la vez el placer del vecino. Elijamos, hablemos, pensemos conjuntamente, mantengámonos disponibles a los otros: a la persona que comparte su tiempo con nosotros, y también a “ese otro” que viene desde el libro y nos habla. Escuchémonos con toda nuestra atención y toda nuestra simpatía. Y hagamos todo esto a bordo de uno de los vehículos más bellos y veloces del mundo: los libros para niños.
De la mano: a la par. Nadie adoctrina a nadie. Cooperación sin mando. Te enseño y me enseñas. Me muestras tu parte del camino y te muestro la mía. Nos ayudamos y nos sostenemos. Parte importante de ese soporte lo constituye la confianza mutua, y el estado de asombro permanente, de maravilla ante el ser humano del cual vamos pasando las páginas. Nuestra actividad está basada en el principio de voluntariedad y de común acuerdo.
De: implica pertenencia. Se trata de garantizar el derecho a la pertenencia. En el menos posesivo de los sentidos. Ser de uno mismo, sentido de libertad. Pertenecer al mismo tiempo a una familia, un grupo, una comunidad nos coloca como depositarios de una historia y merecedores de un futuro. Apropiarnos y cedernos a la vez a la corriente que generan los libros compartidos, las herramientas de nuestra cultura, que nos corresponden por derecho.
Mamá: Mamás biológicas. Cualquier mujer que sea capaz de asumir momentánea o constantemente una relación de sostén emocional, intelectual y físico con un niño o niña, basada en el amor y el respeto. Quien esté dispuesta a compartir un poco de su tiempo. El término da la bienvenida a abuelas, tías, madrinas, hermanas, cuidadoras, maestras, y un largo etcétera.
Y: Implica inclusión. Dice que entre nosotros el pensamiento diverso es una premisa. Que hemos decidido conscientemente cambiar el “ustedes o nosotros” por un mucho más interesante “ustedes y nosotros” De la diversidad partimos, en la diversidad convivimos.
Papá: Papás biológicos. Cualquier hombre que sea capaz de asumir momentánea o constantemente una relación de sostén emocional, intelectual y físico con un niño o niña, basada en el amor y el respeto. Quien esté dispuesto a compartir un poco de su tiempo El término da la bienvenida a abuelos, tíos, padrinos, hermanos, cuidadores, maestros, y un largo etcétera.



Geneviève, Odilia de Michoacán, Martha Alicia de Zacatecas

Adriana, desde Colombia

Néstor, de la Sala Justita Arenas, con Geneviève
*Se trata de ¿Qué los hace leer así?, G. Patte, FCE, traducido por mí.