Febrero 2013
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por
Lirio GB
Jesús Heredia, coordinador del Programa Nacional de Salas de Lectura, me propone que este día lo celebremos en mi Sala de Lectura leyendo textos originales en lenguas indígenas. Me propone leer Xolo, de Mardonio Carballo, pero todavía no tenemos. Busco entre los libros de la editorial Tecolote y en el fondo de la sala, así como en mi biblioteca personal. Encuentro varias obras que pueden ser interesantes.
Para los niños de 3o y 4o años leo El mundo y sus habitantes según los viejos abuelos, In cemanahuac ihuan aquihuan ipan nemih, de Ediciones Tecolote. Una maravilla que de inmediato capta la atención de este grupo indisciplinado. Es un pequeño diccionario donde se hacen resaltar las palabras más significativas en el mundo náhuatl, ilustradas con imágenes de códices y traducidas al español. Se divierten preguntando cómo se dicen todas esas palabras en francés, pues saben que yo lo hablo y siempre me saludan y se despiden en ese idioma. Les encanta el náhuatl, su sonoridad, y se dan cuenta de que muchas palabras de nuestro vocabulario actual vienen de ese idioma. Se quedan repitiendo esas palabras, saboreándolas lentamente en la boca...
En el salón de 5o y 6o me voy por un camino más difícil y sofisticado: leo dos poemas de Miguel León Portilla, en náhuatl y en español, Mi perro y El Conejo en la Luna. De inmediato percibo su fascinación por los sonidos del náhuatl, que yo les leo con muchos trabajos y cuidado. Les encanta escuchar las palabras y maravillarse porque sobrevivieron a través del tiempo y del espacio. Y también les gustan esos temas: el perro, nuestro compañero de toos los días y la luna, interrogación nocturna con su conejo. Luego les leo dos poemas de Mardonio Carballo: Lágrimas y La rosa blanca y roja. Ambos son intensos y parecería que los niños no pudieran comprenderlos. Sin embargo, empiezan a preguntar sobre las metáforas de la rosa blanca y roja, esa rosa que se vuelve corazón conforme entra en nuestro cuerpo y se tiñe de rojo; o sobre las lágrimas y la tristeza, tema universal.
Hago un breve recordatorio de la historia de México, de las lenguas que aún se hablan en nuestro país, de por qué las lenguas indígenas fueron reemplazadas por el español. Dulce pregunta:
¿y por qué de una vez no hablaban español entonces?
Otro niño le contesta: ¡Porque el náhuatl ERA SU LENGUA!
Y a propósito, ¿Qué es una lengua materna? Respondieron que: La lengua que se habla en un país, la lengua que nos enseñaron nuestros padres y madres, la lengua del lugar donde vivimos...
Les pregunto si saben dónde se habló el náhuatl,antes de la conquista. Vemos en el mapa las regiones de ese idioma. Ale pregunta si el náhuatl es lo mismo que el Nahual. Todos se ríen y explicamos la diferencia entre ese animal tutelar y el idioma. Les pregunto que si saben dónde se habla hoy en día.
Finalmente, hablamosdel chichimeca, idioma de nuestros ancestros de aquí de Guanajuato, refugiados y ahora orillados a vivir en una rincón de la sierra.
La poesía siempre es bien recibida por los niños. Esto me parece extraordinario. La reciben con oídos abiertos, con cuerpos alerta, con rostros serenos. La reciben con gratitud y con buena voluntad. Quieren experimentar la caricia de las palabras que entrelazadas crean mundos distintos. Entran de buena gana en esos mundos desconocidos y se ve, se siente que lo disfrutan. Tanto como yo al compartir con ellos estas maravillas.
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