lundi 26 mars 2012

Sobre el miedo



Entre la gente que admiro, está Clauda Gabriela Najera, bibliotecaria escolar y autora de ...pero no imposible (Océano, 2007).  Aquí, una muestra de su (valiente) trabajo: 
 
"Ardilla miedosa" ayuda a ahuyentar el miedo.

Fíjense que un viernes de enero, estábamos tranquilitos en la escuela, se había acabado el recreo (eran como las 11:40am), el día estaba nubladito, éramos pocos porque el direc, el sub, el profe de educ física y los maestros de algunos grupos no estaban en la escuela (por diferentes compromisos, unos académicos y otros sindicales). El caso es que todo transcurría tranquilamente cuando ¡De pronto! el chirriar de llantas, el ulular de patrullas... una típica persecución chihuahuense entre policías y ladrones justo a las puertas de la escuela. Por el lado de la calle abatieron a un delincuente justo en las ventanas de 1o y 2o grado, ya saben, con el florido lenguaje de nuestro heroico cuerpo de seguridad, seguido del más florido vocabulario del delincuente y con la consabida lucha cuerpo-a-cuerpo-pistola-en-mano. Total que las maestras de esos grupos se asustaron porque, claro, el riesgo de que se desarrollara una balacera era evidente. Sacaron a sus chavalos de las aulas y corrieron a la parte de arriba de la escuela, a resguardarse. La persecución continuó pues faltaban otros pillos por atrapar así que de pronto nos vimos rodeados de polis y patrullas.

Uno se alarma, claro, uno nunca sabe cómo terminará el suceso. Las maestras se asustaron más, algunos niños empezaron a llorar pidiendo a su mamá, otros preguntaron entusiasmados "¿va a haber balazos? ¿Nos van a matar?" (pa´que se imaginen cómo andan las cosas por acá y cómo están creciendo nuestros niños); hubo una crisis por intentar cerrar la escuela para que no pudieran meterse a ella, en fin, minutos de angustia ¿ya se los imaginaron? Afortunadamente no pasó a mayores y los delincuentes fueron finalmente sometidos. Maestras y niños volvieron a las aulas y.... claro, esta terca bibliotecaria se le ocurrió que, tal vez, leerles un cuento vendría bien para ayudar a calmar los ánimos; bueno, también dudé si sería pertinente o no, de hecho fui por el libro a la biblio y me encaminé a los salones y luego me regresé a la biblio y finalmente volví a los salones (o sea, dudé y batallé en decidirme).

Pregunté si querían que les leyera el cuento de la ardilla miedosa y los chicos dijeron que sí!!!. Así que ahí me tienen, leyéndoles el cuento "Ardilla miedosa" de Melanie Watts, Ediciones SM.... Fue lindo porque había niños aún llorando, sin embargo cuando fueron escuchando la historia se acercaron, se sentaron en el suelo y estuvieron atentos, finalmente la historia y la manera como se las leí les provocó risas y esos ojitos llorosos se iluminaron; quienes no habían llorado también disfrutaron esos 5 minutos de literatura... y las maestras se calmaron... y yo corroboré que también la literatura sirve en tiempos de crisis...

Fue lindo leerles ese cuento que me gusta tanto y que "casualmente" el día anterior yo había llevado en donativo a la biblio porque no es parte de nuestro acervo. ¿Cómo ven?, lindo ¿verdad?

TAMBIÉN LOS INSECTOS SON PERFECTOS



Registro-reseña de un libro de
Alberto Blanco. Ilustr. Diana Radaviciuté, trad. al inglés del autor
Editorial CIDCLI
El libro de hoy habla de los insectos. Son pequeños poemas en versión bilingüe, español-inglés, como su nombre lo indica, sobre diferentes insectos. El formato es el clásico de CIDCLI, de ideales dimensiones para mostrar en una lectura porque las ilustraciones ocupan una página entera. En cada página de la izquierda, un hermoso dibujo ilustra el poema sobre la libélula, la luciérnaga, la mariquita, las hormigas... no son los dibujos convencionales y pseudo-científicos de muchas obras sobre el tema: los insectos están “disfrazados” de la manera más divertida, los colores son sostenidos y el trazo es seguro. Estos insectos más bien parecen pequeños señores, pequeños gnomos no muy bonitos, pero atractivos por sus ropas y los ambientes donde se mueven. Los hay que habitan un zapato, los hay que se sientan al borde de un cajón de ropa o que exploran la floresta. Estos dibujos reflejan de maravilla la actividad incesante de los insectos. Los poemas son casi haikús, brevísimos y concisos pero muy bellos. Las traducciones al inglés son excelentes; siguen el ritmo y la rima de los poemas originales.
En la escuela hoy sólo está el grupo de 1o y 2o de primaria. Están en el patio, por alguna razón y decidimos que es un buen lugar para leer hoy. El clima es perfecto, ni frío ni calor y también la luz es ideal.
Durante la lectura, los niños se sientan en medio del patio, a mi alrededor. Están fascinados con los poemas y las ilustraciones. A veces piden alguna explicación; hay palabras que les parecen difíciles como luciérnaga y libélula. Cuando aclaramos lo que son, quieren hablar de su experiencia con las luciérnagas (“por mi casa hay muchas”, “una vez me puse una en la mano y brillaba bien padre”. Todos tienen también mucho que contar sobre las hormigas, como cuando leo que el hormiguero es un volcán y Nitzi (6 años), dice: “Nos pican las nachas”.
Les explico que este libro viene en español y inglés y me piden que les lea algunos de los poemas en inglés, lo cual hago con gusto. Leo Ladybug, The Locust y The bee. Les gustan tanto que tengo que repetirlos varias veces (ya antes los leímos en español). Es como si la sonoridad del inglés fuera como una música que no necesariamente se necesita entender para sentirla y disfrutar.
De pronto Fernanda (6 años) se propone para leer (en español, claro). Luego Bere (7), luego Vicente (6). Leen “La abeja”. Parecen muy orgullosos de poder leer estos bellos poemas enfrente de sus compañeros, algunos con mayor, otros con menor dificultad. Los demás escuchan respetuosamente.
Este es, sin duda un momento privilegiado, en el patio de esta escuela rural, bajo el sol invernal del Bajío, rodeados de mezquites y eucaliptos, respirando aire fresco, compartiendo en dos idiomas palabras que vuelan como abejas a nuestro alrededor...  

EL NIÑO PINTOR, registro-reseña



por Lirio Garduño-Buono
Marco Antonio Montes de Oca. Il. Philippe Béha. CICLI, México, 1984-2001.
(Sesión de la Sala de Lectura Perro Azul, que se desarrolla en la escuela primaria de la comunidad rural de San Isidro, Guanajuato, un viernes de diciembre 2011).
Hasta ahora nunca he conocido a ningún niño a quien no le guste dibujar, y menos aún, a quien no le guste pintar, con todo lo que esto comporta de embadurnamiento y sensual manejo del color.
Leo este libro a los niños de 3o y 4o año de la escuela primaria donde hago cada ocho días mi sala de lectura. La lectura se desarrolla en completo silencio de parte del público, lo cual quiere decir que el libro les está gustando mucho. En general, cuando un libro es fastidioso, demasiado largo o de plano les parece malo, empiezo a ver y a oír ojos que se van, cabezas que se mueven, bocas que susurran... No es el caso para nada hoy. El texto de El Niño Pintor tiene mucho de fantástico sin dejar de lado la verosimilitud. Crea un mundo donde todo lo que pasa tiene una lógica propia. Por algo este cuento fue escrito por un gran poeta. Tanto en el lenguaje como en la historia, hay una dimensión poética indiscutible. Se trata de un niño que dibuja y pinta aureolas y se las cambia a las personas por “el espacio vacío entre el hombro y la cabeza”. Las personas se van felices con sus aureolas. La aureola es una bendición. Sirve en el libro para calentarse la cabeza y alumbrar el camino. El niño mete los espacios que ganó en trueque “en la bolsa de la noche”. Ya en su casa, le pide a su madre que cosa estos espacios en una gigantesca colcha de parches que se lleva a un terreno despoblado en las afueras de la ciudad. Allí extiende su colcha y de ésta surge un jardín extraordinario donde animales y plantas van a vivir de inmediato. El niño no sólo extiende su jardín sino que enseña a todos los niños de su escuela a pintar aureolas y a conseguir espacios para confeccionar estas colchas mágicas.
Las ilustraciones son alegres, vivas y llenas de movimiento; les encantan. La paleta es fresca y los personajes tienen cierto aire pícaro. El formato cuadrado que ocupa toda la página embona perfectamente con el texto en la página opuesta. Esta es una cualidad del trabajo editorial, así como el tamaño de los caracteres que facilita mucho la lectura y entra en completa correspondencia con las dimensiones de la página y con los dibujos.
Durante la lectura, me interrumpo por momentos y les pregunto de qué se trata la historia. Responden siempre acertadamente. Algo que puedo apreciar, es que el acto de pintar las aureolas les fascina y algunos de ellos me dicen que quisieran pintar algunas. Los invito a hacerlo. Quien sabe, quizá nuestra comunidad pudiera convertirse algún día en un hermoso jardín...